Lector 1:
Celebramos hoy en la Iglesia la fiesta de una santa, santa María Soledad Torres Acosta.
Fundadora de las hermanas Siervas de María, Ministras de los enfermos.
María Soledad nació el 2 de diciembre de 1826, en Madrid (España), hija de un modesto comerciante. Fue bien instruida en la fe, estudiando en el colegio de las Hijas de la Caridad. La dedicación total de estas religiosas a los más pobres la llenó de entusiasmo por la vida religiosa. Pero era muy débil de salud y no fue admitida en la comunidad.
El párroco de Chamberí, un barrio pobre de Madrid se entristecía al ver que muchos enfermos morían en el más completo abandono y sin recibir los santos sacramentos. Pensó en reunir a un grupo de mujeres piadosas que visitaran a los enfermos en sus domicilios y les ayudaran a bien morir. Al enterarse Soledad Torres de este deseo del párroco se presentó a él para ofrecerse a ayudarle para tal misión. Al ver que era débil y enfermiza, el sacerdote no la aceptó en una primera entrevista, pero después se dio cuenta de que María Soledad tenía un alma muy especial. Con ella y seis compañeras más, fundó el 15 de agosto de 1851, la comunidad de Siervas de María o Ministros de los enfermos.
Lector 2:
En el año 1897 llega a Ourense una Comunidad, de Siervas de María, para asistir a domicilio y totalmente gratis a los enfermos que lo solicitaran. Permanecen hasta el año 2013; una de las Hermanas dice a la prensa antes de despedirse "nuestro trabajo se desarrolla de noche, que es cuando salimos a la casas o a la habitación del hospital donde está la persona que debemos cuidar y regresamos al convento de madrugada"
Hoy, lo mismo que en otros tiempos, los enfermos siguen reclamando nuestra presencia. Todos conocemos a enfermos que nos esperan. Pidamos a Santa Soledad, su sensibilidad para acercarnos al que sufre la enfermedad y estos lleven con paz sus sufrimientos.
Lector 1:
Tenemos un recuerdo especial en nuestra oración por los enfermos y por ellos dirigimos nuestra súplica al Padre, diciendo juntos:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre ...
Tenemos un recuerdo a las Hermanas que han recorrido cada noche las mismas calles de nuestra ciudad que recorremos nosotros, para llevar consuelo y cercanía al enfermo necesitado; damos gracias a Dios por su vocación y pedimos a nuestra Madre del cielo despierte en nosotros los deseos de seguir sus pasos. Decimos juntos:
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor ....
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo ....