Lector:
El 30 de junio de 1978 la Asamblea General de las Naciones Unidas en la Resolución S-10/2 proclamó la semana del 24 al 30 de octubre Semana del Desarme.
La eliminación de armas de destrucción masiva y el control del comercio de armas convencionales han recobrado plena actualidad.
Una mayoría de países miembros de las Naciones Unidas, 113, han firmado ya ese tratado y 7 lo han ratificado. Estados Unidos, entre otros países, se sumó a este acuerdo internacional, que supone un hito en los esfuerzos por detener el flujo ilegal de armas hacia regiones en conflicto u organizaciones violentas.
«Es de especial importancia que el país exportador de armas más grande del mundo, Estados Unidos, es ahora también uno de los países que se han comprometido a una regulación mundial del comercio de armas». Se invitó a los Estados a poner de relieve el peligro que representa la carrera armamentista, propagar la necesidad de que cese y hacer que el público entienda la urgencia de las tareas de desarme.
En este día nos unimos en plegaria a Dios pidiendo que estos tratados sirvan para que la paz reine en el corazón de los hombres. Decimos juntos:
Señor, tú diriges palabras de paz
a tu pueblo y a todos
los que se convierten a ti de corazón.
Te pedimos por los pueblos de
la tierra.
Ayúdales a derribar las barreras
de la hostilidad y de la división
y a construir juntos un mundo
de justicia y solidaridad.
Fila 2:
Señor, tú creas cielos nuevos
y una tierra nueva.
Te encomendamos a los jóvenes
de la tierras.
En su corazón aspiran
a un futuro más luminoso;
fortalece sus decisión de ser hombres
y mujeres de paz y heraldos
de una nueva esperanza para sus pueblos.
Fila 3:
Padre, tú haces germinar
la justicia en la tierra.
Te pedimos por las autoridades civiles
las justas aspiraciones de sus pueblos
y eduquen a los jóvenes
en la justicia y en la paz.
Impúlsalos a trabajar generosamente
por el bien común y a respetar
la dignidad inalienable de toda persona
y los derechos fundamentales que derivan de la
imagen y semejanza del Creador
impresa en todo ser humano.
Concédeles sabiduría, clarividencia
y perseverancia;
no permitas que se desanimen
en su ardua tarea de construir
la paz duradera,
que anhelan todos los pueblos.
Fila 4:
Señor del cielo y de la tierra,
Creador de la única familia humana,
te pedimos por los seguidores
de todas las religiones.
Que busquemos tu voluntad en la oración
y en la pureza del corazón,
y te adoremos y glorifiquemos tu santo nombre.
Ayúdanos a encontrar en ti la fuerza
para superar el miedo y la desconfianza, para que
crezca la amistad y vivan juntos en armonía.
Todos:
Padre misericordioso,
que todos los creyentes encuentren
la valentía de perdonarse unos a otros,
a fin de que se curen las heridas del pasado y no
sean un pretexto
para nuevos sufrimientos en el presente.
A la Madre de Jesús,
la bienaventurada siempre Virgen María,
le encomendamos a los hombres
y a las mujeres que viven en la tierra
con deseos de Paz
trabajen para que todo el mundo sea
una verdadera casa para todos sus pueblos.
¡ Paz! ¡Paz! ¡Paz!
Amén.