Lector 1
Estamos muy próximos a que el Papa Francisco clausure el año de la misericordia, cerrando la puerta Santa que lo inauguró el día 8 de diciembre de 2015, la puerta de la Basílica de San Pedro, en Roma.
Durante estos meses el Papa en varias ocasiones se ha dirigido a los cristianos desde la reflexión de este año jubilar.
Una puerta abierta nos invita a traspasarla. Traspasarla para encontrarnos con el Padre de Misericordia que nos espera.
Lector 2
Reflexionamos hoy algunas de las palabras que el Papa decía a los jóvenes durante la Jornada de la Juventud en Río:
“El mensaje de la Divina Misericordia constituye un programa de vida muy concreto y exigente, pues implica las obras”.
Lector 1
Algunas de estas obras también nos las recuerda el mismo Papa; en otra ocasión de este año, nos dice:
“Redescubramos las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos. Y no olvidemos las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos”
Lector 2
Y no sólo nos pide el Papa que seamos prontos en la acción, sino que oremos con él por los que están pasando por estos sufrimientos. Escuchemos la oración que nos pide para este mes de noviembre:
Lector 1
“Para que los países que acogen a gran número de refugiados y desplazados, sean apoyados en su esfuerzo de solidaridad.” Se lo pedimos a nuestro Padre, Dios diciendo juntos: Padre nuestro, que estás en el cielo ....
Dios te salve María, llena eres de gracia ....
Gloria al Padre, al Hijo ....