1 de diciembre de 2016

CREA EN MI UN CORAZÓN PURO

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

"Dichosos los limpios de corazón porque ellos verán a Dios"  

Reflexión:
«pureza de corazón» en la Biblia.
La pureza del corazón  aparece en el libro de los Salmos como un deseo: ¡Oh Dios, crea en mí un corazón puro!
En los escritos del Nuevo Testamento cuando se refiere al corazón, lo hace como,  el centro de la persona, la sede de los afectos, emociones, deseos…, de sus opciones y decisiones. Pero el corazón, además, dice referencia a la esencia personal y relacional del sujeto, por ello, es también sede de la intimidad e identidad personal, de su más profunda verdad.

Pues bien, de estos “limpios de corazón” lo que se afirma es que “verán a Dios”. Ver a Dios, es el deseo del justo a lo largo de toda la Biblia. Esta nostalgia atraviesa todo el Antiguo Testamento: ¡muéstranos tu rostro! ¡Cuándo veré tu rostro! ¡No me escondas tu rostro!.
Es decir, ver a Dios es deseable, en tanto que nos hace semejantes a Él, porque sólo haciéndonos semejantes a Él podremos entrar en comunión con Él.  En esto consiste la vida eterna, en una comunión con Dios en Cristo, en la que el grado de participación e intimidad será extremo, porque habremos alcanzado la semejanza plena que se nos prometía. De ahí, que la tradición cristiana haya repetido sin discontinuidad que la vida eterna es visión de Dios. 

Pedimos a Dios nos regale unos ojos limpios desde los que podamos verlo. Padre nuestro que estás en el cielo ....
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo...