Haz un momento de silencio. Ponte en una postura cómoda y respira hondo para estar en paz por dentro.
Empezamos con un cuento:
Pablo había decidido escuchar a todos. En la clase, su profe le había castigado un día porque hablaba mucho, pero no escuchaba a nadie. Decidió que eso se había acabado. Seguro que Jesús se ponía muy contento si conseguía escuchar a todos…El lunes les tocaba gimnasia. ¡Le encantaba jugar en el patio! Ese día iban a hacer cosas muy divertidas: se iban a subir en un banco y ¡no podían caerse! Pablo estaba muy entretenido intentando no perder el equilibrio… y, de pronto, el profe llamó a todos los niños para explicarles una cosa nueva, pero Pablo no quería ir… ¡lo estaba pasando muy bien y no quería hacer otra cosa!
De pronto, se acordó de lo que había pensado por la mañana temprano: quería escuchar a todos… ¡y ya se le había olvidado! Rápidamente se bajó del banco y se puso delante del profe. Quería escuchar atentamente lo que él dijera. Cuando el profe terminó de hablar, Pablo estaba muy contento: se había enterado muy bien de todo.
Reflexión: es importante escuchar a las personas para reconocer así que son valiosas.