17 de diciembre de 2018

¡ALEGRÉMOSNOS!


Lector:

¡Alegrémonos!,  ya se acerca ...
Con estas o palabras semejantes empezaban todas las celebraciones de los cristianos ayer, tercer domingo de Adviento.
Con ellas se inicia la semana de la alegría, por estar ya muy cerca la fiesta de la Navidad.

Proyectamos y escuchamos la "vida" de un grupo de cristianos que huyeron de Irak:

Lector:
Acabamos de escuchar la realidad de algunos de los "nuestros"; nosotros no podemos reflejarnos en ellos ...  tal vez las siguientes palabras reflejen mejor nuestra situación: 

Entre vosotros hay uno que no conocéis». Estas palabras las pronuncia el Bautista refiriéndose a Jesús, que se mueve ya entre quienes se acercan al Jordán a bautizarse.
Pero las palabras del Bautista están redactadas de tal forma que, leídas hoy por los que nos decimos cristianos, provocan en nosotros preguntas inquietantes. Jesús está en medio de nosotros, pero ¿lo conocemos de verdad?, ¿comulgamos con él?, ¿le seguimos de cerca?
Es cierto que en la Iglesia estamos siempre hablando de Jesús. En teoría nada hay más importante para nosotros. Pero luego se nos ve girar tanto sobre nuestras ideas, proyectos y actividades que, no pocas veces, Jesús queda en un segundo plano. Somos nosotros mismos quienes, sin darnos cuenta, lo «ocultamos» con nuestro protagonismo.
Tal vez, la mayor desgracia del cristianismo es que haya tantos hombres y mujeres que se dicen «cristianos», en cuyo corazón Jesús está ausente. No lo conocen. No vibran con él. No los atrae ni seduce. Jesús es una figura inerte y apagada. Está mudo. No les dice nada especial que aliente sus vidas. 
Para la reflexión: ¿En qué grupo te ves reflejado?
Decimos juntos:
Queremos ser una voz que invita a recibir en nuestros corazones a Jesucristo y contagiar a los demás la alegría de recibirlo en nosotros.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo ...