Lector 1.
JESÚS CONSUELA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN
(breve silencio)
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
TODOS: Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Lector 2.
Del evangelio de San Lucas:
“Lo seguía mucha gente del pueblo y mujeres, que se daban golpes de pecho y se lamentaban por él. Jesús se volvió a ellas y les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque vienen días en los que se dirá: Dichosas las estériles, los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han amamantado".
Lector 3.
Ante un Jesús ensangrentado y entre una multitud de curiosos, aquellas mujeres se han acercado a compadecer a Jesús. Parece que hay que hacerse de un corazón femenino para llorar ante los males de los demás… porque nuestro pecado es la frialdad y la indiferencia…
(breve silencio…)
Jesús las ha invitado a llorar no por él sino por ellas mismas y por el mundo, por la dureza y por el futuro de un mundo tan marcado por el mal, por la falta de amor, por tantas divisiones e insolidaridades. La compasión que les pide no es por él mismo, es por el mundo. Es la gran pena que El llevaba en su corazón.
Lector 4.
En este momento hacemos presentes aquí, con sus rostros y sus nombres, mujeres que conocemos, que sabemos que están pasando por un momento difícil...
(podemos decir sus nombres o sus dolencias en alto para entre todos hacernos conscientes del sufrimiento de las personas)
(podemos decir sus nombres o sus dolencias en alto para entre todos hacernos conscientes del sufrimiento de las personas)
HACEMOS SILENCIO PARA QUE NOS DÉ TIEMPO DE TRAERLAS A TODAS
Pedimos a Dios por ellas: Padre nuestro, que estás en el cielo santificado sea tu nombre ...
Dios te salve María, llena eres ...
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo ...