2 de abril de 2019

JESÚS ES NEGADO POR PEDRO

En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lector
San Juan en el evangelio de hoy nos narra: "En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo».
Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no solo quebrantaba el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios".
Pedro, que acompaña a Jesús, muestra una vez más su fragilidad y cuando tiene que reconocerlo el miedo le juega una mala pasada. 
silencio reflexivo que nos prepare, a la reflexión en un paso más, hacia el misterio que celebramos en semana Santa 

Lector 1
Jesús es negado por Pedro
        (silencio)
Te adoramos Cristo y te bendecimos.
TODOS: porque con tu cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio según san Lucas: ... y le hicieron entrar en la casa del Sumo Sacerdote; Pedro le iba siguiendo de lejos. Habían encendido una hoguera en medio del patio y estaban sentados alrededor; Pedro se sentó entre ellos. Una criada, al verle sentado junto a la lumbre, se le quedó mirando y dijo: «Este también estaba con él». Pero él lo negó: «¡Mujer, no le conozco!»
Lector 
Reflexión: Una voz femenina,una criada del palacio que se queda mirando al discípulo y exclama: «Tú también estabas con Jesús». Luego se escucha una voz masculina: «Eres uno de ellos». Y más tarde otro hombre repite «Estabas con él». A estas denuncias, el apóstol, Pedro, no duda en jurar tres veces: «¡No conozco a Jesús! ¡No soy uno de sus discípulos! ¡No sé lo que decís!». Pedro revela su fragilidad, el miedo... Y, sin embargo, pocas horas antes había proclamado: « Aunque tenga que morir contigo, yo no te negaré».
Jesús está saliendo de la sala del juicio donde ha sido condenado. San Lucas describe el cruce de las miradas de Cristo y Pedro, y lo hace usando un verbo griego que indica fijar intensamente la mirada en un rostro. Pero, como observa el evangelista, no es un hombre cualquiera el que ahora mira a otro; es «el Señor», cuyos ojos escrutan el corazón. Y de los ojos del apóstol resbalan las lágrimas del arrepentimiento.
Nosotros cada día realizamos pequeñas traiciones, protegiéndonos tras justificaciones mezquinas, dejándonos arrastrar por temores viles.
Reflexionamos cada uno sobre estas nuestras traiciones 
Lector 1
Hacemos silencio en nuestro interior para sentir, como Pedro, la mirada de Jesús y como él percibir nuestras lágrimas de necesidad de cambiar nuestras traiciones al Señor por adhesión y seguimiento. Nos unimos a la interiorización del canto en nuestro corazón: