13 de abril de 2020

YO SOY EL QUE VIVE

En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo. Amén
Lector 1
¡Estamos en Pascua!. 
A un día de la celebración cristiana de la Pascua algunas personas se incorporan al quehacer cotidiano. Es un motivo para celebrar la Pascua; es un motivo para dar gracias a Dios por poder reiniciar lo que tanto hemos echado de menos los últimos días. 
A lo largo de estos dos días que nos han precedido hubiéramos escuchado muchas veces y desde distintos ambientes la expresión, ¡Felices Pascuas!. El confinamiento que muchos tenemos que seguir no debe de ahogar nuestros deseos de felicitarnos unos a otros la Pascua y de vivir con talante de Pascua. 
La Pascua, deseo a todos, nos haga ver las cosas de forma nueva y unámonos en un canto de alabanza por la alegría de los que hoy abandonan sus casas para salir a trabajar. Sigamos pidiendo, unos por otros, para que cada uno comprendamos la responsabilidad que tenemos de cuidarnos y cuidar a los demás. Entre todos se propagará el bien que todos estamos deseando.

Os dejo un trozo de leyenda:
Cuenta la leyenda que, cuando el conejo escondido junto a la tumba de Jesús le vio salir ¡más vivo que nunca!
El conejo comprendió que Jesús era el Hijo de Dios y decidió que tenía que avisar a todo el mundo.
Como los conejos no hablan, se le ocurrió que si les llevaba un huevo pintado, ellos entenderían el mensaje de vida y alegría que quería transmitir, y así lo hizo.
Desde entonces, cuenta la leyenda que, el conejo sale cada Domingo de Pascua a dejar huevos de colores en todas las casas para recordar al mundo que Jesús resucitó.
     momento de silencio reflexivo.
         (nos detenemos en el mensaje de las imágenes)

El mensaje de las imágenes es el verdadero mensaje de nuestras Felicitaciones.
Si nos felicitamos es porque Jesús ha resucitado. Su vida ha sido un compendio de derroche de Amor y nosotros cada año el domingo de Pascua recogemos ese testigo -el amor de Dios-, que se nos invita a vivirlo en nuestro día a día.
Que el mensaje de vida y alegría que se nos narró más arriba quede en nuestro corazón y lo llevemos a los demás.
Pidamos eso a nuestro Dios recitando las mismas palabras que él nos enseñó:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre ...
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo....

Cristo ha resucitado ¡Aleluya! ¡Aleluya!.