Lector
¿Con quienes compartes los días? ¿Con quién te ríes? ¿Y lloras? ¿A quién echas de menos cuando no está? ¿En quién piensas a menudo? ¿A quién reconoces por el sonido de sus pasos, o por el tono de su voz? ¿Por quién atravesarías montañas?
Tiene que haber alguien en nuestras vidas. Alguien con quien sentirte en casa. A quien puedas llamar de vez en cuando, para reconocer la voz familiar que te despierta memorias de hogar y te hace sentir seguro.
Y si no lo hay, parte de la vida es buscar. Para encontrar esos otros nombres que le dan sentido a nuestros esfuerzos.
Piensa un momento en silencio en las personas que comparten tu vida, ponles nombre y cara.
(tiempo de silencio)
Lector
Acabas de poner cara a las personas con quienes compartes. ¿Trajiste a tu mente a la Madre del cielo?.
Con María, ¿qué compartes? ¿necesitas verla? …
¿Qué sientes cuando te acercas a Ella? …
¿Cuentas con Ella en tu vida? ¿Para qué? ¿Qué sentimientos te produce su oración “Ave María” …?
(Tiempo para el silencio y la reflexión)
Lector
Rezamos juntos la oración del Ave María, haciendo resonar en nuestro corazón los sentimientos que me provoca:
Dios te salve María, llena eres de gracia ...