El Padre Faustino nos recuerda en sus escritos como debe ser nuestra devoción a la Virgen. Nos dice, que además de dirigirle palabras es necesario imitarla. Sigue diciendo el Padre Faustino, para imitarla es preciso conocer sus virtudes y esforzarse en practicarlas.
Una de estas virtudes que san Faustino inculca esté presente en sus colegios y que copió de María, nuestra madre del cielo, es la HUMILDAD.
Nos dice: María sobresale entre los humildes que confían en el Señor:
- en la respuesta a Dios, con su hágase,
- en la respuesta a Dios, con su hágase,
- con su confianza siempre puesta en Dios y no en sus propias fuerzas
- y con su vivir en total disponibilidad a la acción del Espíritu Santo.
Hacemos silencio y reflexionamos en como andamos de humildad
¿confiamos más en Dios que en nuestras propias fuerzas?
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor ...
Divina Pastora, Madre mía,
yo hijo tuyo me ofrezco a ti
y te consagro para siempre
todo lo que me queda de vida.
Mi cuerpo con todas sus miserias,
mi alma con todas sus flaquezas,
mi corazón con todos sus afectos y deseos.
Todas mis oraciones, trabajos, amores,
sufrimientos y combates;
en especial mi muerte con todo lo que le acompañe,
mis últimos dolores y mi última agonía
Madre, acuérdate de este tu hijo
y de la consagración que te hace
Y si yo, vencido por el desaliento y la tristeza
Llegara alguna vez, a olvidarme de ti,
Te pido por el amor que tienes a Jesús
Me protejas como hijo tuyo
Hasta que esté contigo en el cielo. Amén