14 de diciembre de 2020

YO SOY LA VOZ QUE GRITA EN EL DESIERTO

Y le dijeron: 

—¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado. Él contestó: —Yo soy «la voz que grita en el desierto: Allanad el camino del Señor» como dijo el Profeta Isaías. 

Palabra de Dios. 

Con estas palabras de Juan Bautista, cuyo hogar estaba a a orillas del Jordán junto al desierto,  inicíabamos ayer la tercera semana de Adviento.

En esta semana os invito a leer qué hay de vida en los “desiertos” de nuestro tiempo. 

Este año 2020 hemos experimentado que el desierto puede ser no sólo un lugar geográfico sino una experiencia vital, física. La pandemia nos ha confrontado con muchos tipos de soledades, de pérdidas. También nos ha ayudado a recuperar cosas y situaciones esenciales que habíamos olvidado vivir o disfrutar.  Porque en lugares y momentos difíciles también se pueden abrir paso la confianza en el futuro y la alegría. 

El desierto puede ser lugar de crisis, pero también de encuentro, donde afloran las debilidades, pero también las fortalezas y recursos insospechados. breve silencio.

Esta semana vamos a meter en la mochila un “STOP”. 

Será un momento de parada en nuestra vida acelerada, para reflexionar cómo estamos en este camino; nuestra relación con las personas, mi responsabilidad y trabajo, mi comunicación con Dios…

Os invito a discernir “voces en el desierto” para sintonizar con las que hablan de aspiraciones y proyectos que promueven gozo sin exclusiones, un gozo fruto de la “vida según Dios. 

Al mismo tiempo, os estimulo a convertirnos en portavoces de los que no tienen voz. No debemos olvidar que muchos ruidos e intereses creados pretenden silenciar la voz de Dios en nuestra propia vida. 

Os invito a vivir esta celebración de la Navidad, como encuentro con Jesús que nos empuja a mantenerlo presente en nuestra vida y a valorar en nuestra vida el valor de la oración. Dios es alegría y fidelidad. Donde está Dios hay futuro.

             tiempo se silencio para releer el texto

Con los sentimientos y actitudes que preceden os invito a unirnos a leer juntos la siguiente oración:  

Señor, ayúdame a buscar unos momentos para orar cada día. Ellos me acercarán a Ti y me ayudarán a preparar tu venida.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Cómo era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén

San Faustino: RUEGA POR NOSOTROS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén