11 de marzo de 2013

PIEDRA FUNDAMENTAL


Hemos celebrado el viernes la Fiesta de nuestro Fundador, el P. Faustino; hombre que se fijó en la situación en la que vivía la mujer de finales del siglo XIX y aportó su pequeño
grano de arena para que esta mirada permaneciera. Por eso fundó la congregación de Hijas de la Divina Pastora, en la que mujeres contemporáneas de él y no sólo contemporáneas siguieran releyendo los tiempos animadas de su mismo espíritu, el del fundador, siguieran mirando la sociedad en la que les tocara vivir.
En esta semana vamos hacer un recorrido histórico con diferentes  mujeres seguidoras de la semilla que el P. Faustino sembró en Sanlúcar de Barrameda. Hoy nos fijamos en la primera maestra que llegó a la escuela, su nombre Mª Ángeles González León-Garavito.
En sus memorias podemos leer: “Al día siguiente de llegar a Sanlúcar, por la mañana, después de oír misa en la Iglesia de los Padres Escolapios entramos en la Sacristía a saludar al Padre, al verme este me dijo: QUIEN SABE SI SERVIRÁS PARA SER LA PIEDRA FUNDAMENTAL DE ESTE EDIFICO, palabras que se me quedaron grabadas en el corazón y que me hicieron pensar mucho tiempo, pues aunque me había educado en un colegio en Sevilla no tenía intención de ser religiosa, mi única pretensión era ser maestra y estar al frente de la escuela que empezaba a funcionar en Sanlúcar de Barrameda, bajo la dirección de P. Faustino Míguez”
A los tres meses Mª Ángeles iniciaba su noviciado como religiosa. Ella fue esa piedra fundamental a la que se refería el Padre Faustino, porque durante su vida religiosa tuvo que abrir seis colegios en distintas localidades de Andalucía, Levante y Centro de España, asentando en cada uno de ellos las bases pedagógicas y haciendo que el carisma de “piedad y letras” arraigara con vigor. Participó activamente en la formación de más de 120 jóvenes que se prepararon para ser religiosas y animó a las Religiosas a ser verdaderas seguidoras del Padre Faustino. En sus escritos podemos leer lo que dice a las Hermanas “Adelante, adelante, siempre adelante, perseverancia en la obra que comenzasteis y con la oración conseguiréis el triunfo y si no lo conseguís entonces dejar obrar a Dios”.
                                           (silencio)
Damos gracias a Dios por la Obra comenzada por el Padre Faustino y de la mano de Madre Ángeles recitando juntos la oración que sigue:
Se ha acabado el tiempo de los silencios
y de las palabras vacías. Son tiempos de
testimonio, de compromiso, de avivar la
fe en Jesús, de seguir sus huellas, de
hacer nuestras las demandas de servicio
y solidaridad con los más deprimidos.
Y de ayudar a implantar el Reino
de Dios entre nosotros como reino de
justicia, de paz, de libertad, de igualdad
y de fraternidad-solidaridad. Señor, ayúdanos.
No nos dejes insensibles. Amén.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo ….