Debemos
saber decir: GRACIAS, ser agradecidos con Dios y con todos los que nos rodean.
Somos privilegiados: tenemos casi todo lo necesario y de muchas cosas, nos sobra.
Dar GRACIAS por algo no cuesta nada y es una verdadera recompensa.
“Gracias,
Señor, porque me has dado la oportunidad de confiar en ti desde mi infancia.
Gracias porque, a veces me he sentido triste de no poderte ver caminar por la
tierra, y de repente te has presentado vivo para llenarme de amor.