Lector 1
Al inicio de este nuevo día, traemos a nuestra reflexión la vocación de nuestro beato Fundador, Padre Faustino Míguez.
Manuel, que así se llamaba, adolescente convencido que su vida estaba enfocada a ser sacerdote, estudia en el Santuario de Nuestra Señora de los Milagros. Aquí fortalece los distintos aspectos de su personalidad; su vida es regada con un agua viva, regalo de Dios, que hace brotar en su interior valores humano-religiosos y profundas convicciones. Su generosidad e inclinaciones a hacer el bien le lleva a que uno de sus compañeros se apoye en él para seguir con normalidad sus estudios. Todo ello le modela para acoger la llamada de Dios a entregar su vida.
Lector 2
Una tarde este compañero a quien Manuel ayuda en el estudio recibe la visita de un tío
suyo. Es un sacerdote escolapio, que con alegría Manuel saluda y conversa. Este encuentro supone para Manuel descubrir una nueva dimensión de la elección divina: ser sacerdote y, además, maestro-educador, para identificarse así con Jesús que ama, enseña y acoge a los
niños. Y todo según el espíritu de San José de Calasanz. Esto le va a dejar inquieto y abierto a pasar ratos de oración pidiendo luces a Jesús y a su madre, nuestra Señora de los Milagros, para que le ayuden a descubrir que la llamada que siente en su interior a cambiar el rumbo de su vida es la voluntad de Dios para él.
Pasa un tiempo entre luces y sombras marcado incluso por la incomprensión de su familia. Esto nos lo revela en una de las cartas que escribe a una joven que tiene resistencias de la familia para ingresar a la vida religiosa, "... mis padres también se opusieron, pero, una vez que me probaron y comprendieron que era voluntad de Dios lo que yo pretendía me facilitaron y dieron más de lo que yo les pedía para que yo respondiera a Dios en eso que me pedía ..."
Lector 1
La respuesta de Manuel es ¡Sí, Señor!.
Ingresa en el Noviciado de las Escuelas Pías -Padres Escolapios- de Madrid en diciembre de 1850. Es entonces cuando cambia su nombre de Manuel por el de Faustino de la
Encarnación. Hizo su Profesión de Votos Solemnes el día 16 de enero de 1853 y fue ordenado sacerdote el día 8 de marzo de 1856, en la parroquia de San Marcos de Madrid.
Su SI a Dios en la llamada que le hace a ser sacerdote y maestro lo hizo para siempre. En otra de sus cartas escribe a las Religiosas, "yo ante todo soy escolapio, y lo seré siempre ..."
(TIEMPO DE SILENCIO Y REFLEXIÓN)
Lector 2
Damos gracias a Dios por las llamadas que cada día nos hace en el encuentro con las personas; le pedimos que estemos abiertos a acoger en nosotros las manifestaciones que nos hace de su voluntad a través de las personas y los acontecimientos de la vida.Y le decimos juntos la oración en la que le manifestamos estar abiertos a su voluntad:
Recitamos dos filas cada estrofa:
Señor Jesús, Buen pastor,
que diste la vida por todos,
fijaste tu mirada en la oveja perdida
y elegiste colaboradores
para la extensión de tu reino.
Sigue mirando y llamando hoy
a niños y jóvenes para que,
dispuestos a escucharte,
sigan tu voz.
Señor Jesús, Buen pastor,
que diste la vida por todos,
fijaste tu mirada en la oveja perdida
y elegiste colaboradores
para la extensión de tu reino.
Sigue mirando y llamando hoy
a niños y jóvenes para que,
dispuestos a escucharte,
sigan tu voz.
Danos nuevas vocaciones que
se consagren a ti en el Instituto Calasancio
y hagan presente tu mensaje de Amor
en nuestro mundo.
Por mediación de María, Divina Pastora, y
del beato Faustino Míguez,
te confiamos nuestra vida y oración.
Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.