Lector 1:
¿Qué dice?
Lector 2:
Juan Bautista… no era la luz, pero vino para dar testimonio de la luz.
Lector 1:
¿Qué me dice?
(silencio reflexivo)
Lector 2:
La luz es Cristo. Nosotros… es poco lo que tenemos. Así y todo, Dios cuenta con nosotros para darnos testimonio de esa luz.
Si miramos en nuestro interior, nos damos cuenta de hasta qué punto somos frágiles. Y con todo, llegada la ocasión, somos capaces de ofrecer un abrazo, de decir palabras de ánimo, de extender una mano, de levantar al que está caído. Y entonces nos dicen: “Tú tienes algo especial”.
No saben todavía que somos un pequeño reflejo de esa luz que viene de Dios, de esa vida abundante que vence todas las muertes.
Lector 1:¿Qué le digo?
Todos:
Ven, Señor, a traer tu luz a mi noche. Disipa las sombras, aparta el mal. Enséñame a ver la vida con tu luz. Enseña a mis manos a ser generosas. Enséñame a decir palabras de aliento y de esperanza.
Hazme testimonio de tu luz y de tu verdad.
Lector 1:
Lector 1:
Hoy se reparte en nuestra ciudad la "llama", la llama de la luz de Belén, que quiere representar a Jesús que viene a nosotros.
Mañana tendremos esta luz en nuestro colegio; todos estos días su presencia entre nosotros nos recordará esa venida que el profeta Juan Bautista anunciaba en el desierto: "anuncia la presencia de Uno que puede más que él, que bautizará con Espíritu Santo. Habla de Jesús".
Esa llama que llega a nosotros, la queremos llevar a todos los que para nosotros significan algo; con ella manifestarle nuestro mensaje de paz, el mensaje que trae la llama: la paz de la luz de Belén.
Os invito a traer con el pensamiento aquí delante de la luz a todas aquellas personas a las que deseamos la paz para su corazón.
Pensamos en familiares, en compañeros, en amigos, en personas que nos quieren bien, en personas que se preocupan de nosotros, en ....
(unos momentos de silencio)
Todos:
Señor, trae tu luz a mi noche. Amén