Bordeando Jesús el mar de
Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón,
largando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Venid
conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres». Al instante, dejando
las redes, le siguieron. Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de
Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes;
y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con
los jornaleros, se fueron tras él. Palabra de Dios
Reflexión:
Acabamos de leer la llamada de Jesús a sus primeros discípulos.
Jesús sigue llamando hoy cuando camina por la orilla de los lagos de
nuestras vidas. Nos llama a cada uno; irse con Jesús implica dejar alguna barca. ¿Qué barca tengo que dejar yo?, la barca de la rutina, la barca de la instalación, la barca de la comodidad ...
Jesús sigue llamando hoy cuando camina por la orilla de los lagos de
nuestras vidas. Nos llama a cada uno; irse con Jesús implica dejar alguna barca. ¿Qué barca tengo que dejar yo?, la barca de la rutina, la barca de la instalación, la barca de la comodidad ...
Volvernos a Dios implica aceptar con fe sus "Buenas noticias" y animarse a echar las redes del bien en cualquier circunstancia, sabiendo que el mal se vence con el bien.
(tiempo de reflexión en silencio)
Recitamos juntos:
No tienes manos Jesús.
Tienes sólo nuestras manos
para construir un mundo donde reine la justicia.
Jesús, no tienes pies.
Tienes sólo nuestros pies
para poner en marcha la libertad y el amor.
Jesús, no tienes labios.
Tienes sólo nuestros labios
para anunciar al mundo la Buena Noticia de los pobres.
Jesús, no tienes medios.
Tienes sólo nuestra acción
Jesús, nosotros somos tu Evangelio,
el único Evangelio que la gente puede leer,
si nuestras vidas son obras y palabras eficaces.
Jesús, danos tu amor y tu fuerza
para abrazar y continuar tu causa
para darte a conocer a todos cuantos podamos.
Amén.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo ....