22 de febrero de 2021

TE LLEVARÉ AL DESIERTO Y TE HABLARÉ AL CORAZÓN

Lector 
Cerramos los ojos. Buscamos postura cómoda. 
Llevamos poco a poco la atención a la respiración.   (Breve pausa)         Observamos como el aire entra ... y sale de nuestro cuerpo.
Hacemos tres respiraciones conscientes y profundas.         Breve pausa
Lentamente abrimos los ojos y escuchamos con atención, haciendo que cale en nosotros,  mientras miramos la imagen del desierto.
Lector 2
¿Qué sentimientos te provoca la imagen del desierto?

       (pausa)
El desierto, en la Biblia, es un lugar ambivalente: por un lado, es el escenario de las mayores dificultades, donde el ser humano, sin seguridades a las que aferrarse, se siente sometido a las pruebas más duras. Por otro, aparece como el espacio en el que se goza de una especial intimidad con Dios: “La llevaré al desierto y le hablaré al corazón” recoge el libro de Oseas.
   (pausa)
Lector 1
Sin duda, no es casual que ambos significados aparezcan unidos. Con frecuencia, los humanos necesitamos pasar por experiencias de despojo, fragilidad, vulnerabilidad, crisis…, para poder “ablandar” nuestro corazón y, de ese modo, hacernos más receptivos.
En estos días de cuaresma hagamos silencio en nuestro interior para aprender de nuestras experiencias y gozar de esa intimidad con nuestro Dios que nos habla al corazón.
     (tiempo de silencio y reflexión)

Nos unimos juntos en oración:

"Señor Dios, acompaña mi camino de este día; si es al desierto, háblame al corazón,
 dame la luz necesaria para ver las huellas de tu presencia en mi historia, 
dame la fuerza necesaria para caminar en fidelidad a Ti
y ayúdame a vivir con ojos limpios y corazón íntegro, 
 ¡Sacude lejos de mi la tentación de "pasar" y de seguir caminando 
en la superficie de las cosas!
Te pido que la brisa del Espíritu me despabile"

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén


Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ....
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén