6 de mayo de 2019

¿A DONDE ME QUERÉIS LLEVAR SEÑOR?

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén


Lector:

Terminábamos la semana pasada con esta imagen. Iniciamos esta con una invitación a a reflexionar sobre el futuro. Es el momento de de pararnos (breve silencio) echar una mirada hacia la historia de las personas que han sido las verdaderas protagonistas de su propia vida y como ellas un día, tomando en nuestras manos nuestros valores, lo que realmente soy, hacerme la misma pregunta que estas personas se han hecho un día: ¿A donde me queréis llevar Señor ...?

(breve silencio)
Seguramente que nosotros en algunos momentos de la vida nos hemos planteado múltiples interrogantes ante el futuro ..., es la dinámica del ritmo de la vida. Nosotros empezamos un camino pero lo que encontramos en él no está escrito, sólo nos queda la confianza en el que lo ha trazado. Tener confianza es un paso para sentirse seguro en la opción emprendida.
Lector 2:
Traemos hoy a nuestra memoria una de esas mujeres que todos conocermos y que ha elegido ser la protagonista de su propia vida; la M. Victoria Valverde.
M. Victoria desde el momento que comienza su andadura por la vida religiosa, se muestra como una persona profundamente confiada de su vocación y deseosa de responder en radicalidad a la llamada del Señor. Su anhelo fue el seguimiento de ese camino emprendido, y encontrar en Dios el Único Amor de su vida; al que hace presente por medio de sus tareas y sencillos gestos de cada día.
Asimiló muy bien la espiritualidad de la Congregación; fue ejemplo de buena religiosa, de vida sencilla, humilde, servicial y caritativa. Fue la protagonista de su vida siendo fiel al Carisma Calasancio que le invitaba a ser abnegada, hasta el extremo de que, cuando las circunstancias lo pidiesen, estuviese dispuesta a dar su propia vida, si fuese necesario. Y como sabéis, este fue su final.
(breve silencio)
Lector:
Pedimos a la Virgen, nos ayude a ser los verdaderos protagonistas de nuestras vidas. Decimos juntos:
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo ....
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo ....



Recitamos juntos:
Señor, dame la valentía
de arriesgar la vida por ti,
el gozo desbordante de
gastarme en tu servicio.
Dame, Señor, alas para volar
y pies para caminar
al paso de los hombres.
Entrega, Señor, entrega para
“dar la vida” desde la vida,
la de cada día.
Infúndenos, Señor,
el deseo de darnos y entregarnos,
de dejar la vida
en el servicio a los débiles.
Señor, haznos constructores
de tu vida, propagadores de tu reino,
ayúdanos a poner la tienda en medio
de los hombres para llevarles
el tesoro de tu amor que salva.
Haznos, Señor, dóciles a tu Espíritu. Amén
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo ...