Lector 1:
En nuestra Europa es muy propio enfadarnos y decir cosas inconvenientes,
pero también tenemos la capacidad de darnos cuenta, pedir perdón y solucionar
el problema de otra manera, … cuando así lo hacemos, ¡hay paz!.
Lector 2:
Lectura del evangelio de San Mateo:
“ Si yendo a presentar tu ofrenda al altar, te acuerdas allí de que tu
hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, ante el altar, y ve primero
a reconciliarte con tu hermano; vuelve entonces y presenta tu ofrenda”.
Lee la fila de la ventana:
Ojalá llegue un día en que todos los ejércitos del mundo no hagan falta, porque los países no quieren ya arreglar sus problemas luchando con armas
Lee la fila siguiente a la ventana:
Ojalá llegue el día en que nadie se atreva ya a quitar la vida a otro ser humano.
Lee la fila siguiente:
Ojalá entendiésemos de una vez que es mucho más barato... ¡pero mucho más barato! evitar una guerra que pagar sus muertes y sus destrozos.
Leemos todos:
Padre Dios, nosotras deseamos sembrar el mundo de paz.
Y, para conseguirlo, sabemos que tenemos que educarnos plantándola en cada corazón.
Enséñanos que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza.
(silencio, para releer lo anterior personalmente)
Recitamos juntos:
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:
Donde haya odio, haz que yo lleve amor.
Donde haya ofensa, que yo lleve el perdón.
Donde haya discordia, que yo lleve la unión.
A veces nos preguntamos, por qué se fabrican armas.
A veces también nos decimos por que hay gente que
cultiva en su corazón el odio y no el amor.
Lector 1:
Por eso le pedimos a Dios:
Todos:
Donde haya odio, Señor, haz que yo lleve amor.
Donde haya ofensa, que yo lleve el perdón
Donde haya discordia, que yo lleve la unión.
Gloria al Padre, al
Hijo y al Espíritu Santo ….