Os invito a orar a pesar de nuestras propias dificultades en este momento actual y presentando a nuestro Dios las necesidades de los que nos rodean:
Señor Jesucristo, médico de nuestras vidas,
que has conocido en el transcurso de tu existencia
mujeres y hombres enfermos en cuerpo y espíritu.
Los has curado, los has consolado,
y también los has sanado,
y siempre los has liberado del miedo, de la angustia
y de la falta de esperanza.
Le pediste a tus discípulos que trataran a los enfermos,
que consolaran a los que sufren,
para traer esperanza
donde hay abatimiento.
Te pedimos, Señor:
bendice, ayuda e inspira
a todos nosotros y los que se encuentran al lado de los enfermos, de los
ancianos, de las personas solas y desvalidas.
Danos fuerza, fortalece la fe,
reaviva la esperanza y aumenta la caridad.
Así estaremos en profunda comunión con los que sufren
y en comunión de amor contigo, Señor,
médico de nuestras vidas.
Amén.
Confiamos nuestro día a María, nuestra Madre del cielo