En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Iniciamos la última semana del mes de mayo; Estos días que faltan los vamos a dedicar a nuestra Patrona la "Divina Pastora" y lo hacemos con el corazón agradecido a Ella, nuestra protectora.
Cantamos:
Nuestro colegio fundado y dirigido por las Religiosas Calasancias. Para ellas (las religiosas calasancias), para sus colaboradores (laicos que trabajan codo con codo con ellas), para sus alumnos (nosotros), María ocupa un lugar muy importante en nuestro itinerario formativo. Escuchábamos en la canción "en tu templo yo mi historia comencé, que eres madre yo lo supe desde niño..."
Si, nuestro colegio es el colegio de ELLA y, ella con un nombre propio "Divina Pastora". Ella es nuestra Madre y Pastora. La misión maternal que ha realizado con Jesús la lleva hoy a término espiritualmente con nosotros. ¿Nos dejamos guiar por ella?
(hacemos silencio)
Escuchamos el texto en que san Juan nos narra como Jesús nos confía a su madre María:
Un lector diferente:
" junto a la cruz de Jesús estaban su madre, (...). Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo". Luego, dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre." Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa. (hacemos silencio)
REFLEXION
Acoger a alguien en casa supone amor, supone ternura ... acoge a María en tu casa, en tu corazón. Ella sí que te acogió en su casa -en su colegio- y lo hace con ternura maternal.
Piensa a lo largo del día en esta virtud de María. Hazle una visita, bien con tu mirada (al cuadro que tienes en clase), bien pasando por el oratorio ... o por el primer piso ... en la misma escalera te encuentras con su imagen; te encuentras con su mirada. Ya ves,... no puedes escapar de su mirada. Y tu, ¿te paras para mirarla?
Regálale hoy un AVE MARIA especial:
Dios te salve María, llena eres de gracia el Señor es ...
Divina Pastora, Madre mía,
yo hija/o tuya/o me ofrezco a ti
y te consagro para siempre
todo lo que me queda de vida.
Mi cuerpo con todas sus miserias,
mi alma con todas sus flaquezas,
mi corazón con todos sus afectos y deseos.
Todas mis oraciones, trabajos, amores,
sufrimientos y combates;
en especial mi muerte con todo lo que le acompañe,
mis últimos dolores y mi última agonía.
Madre, acuérdate de esta/e tu hija/o
y de la consagración que te hace.
Y si yo, vencida/o por el desaliento y la tristeza,
llegara alguna vez a olvidarme de ti,
te pido por el amor que tienes a Jesús
me protejas como hija/o tuya/o
hasta que esté contigo en el cielo. Amén