26 de febrero de 2021

ESCUCHADLO

 En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Lector

En la oración de hoy nos iniciamos en la preparación para la liturgia del domingo. Para ello escuchamos un fragmento del evangelio:

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, subió aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador,

Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús:

«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». No sabía qué decir, pues estaban asustados. Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube:

«Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo».

De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.

Reflexión

Subieron a un monte alto; la montaña entendida como metáfora religiosa, implica esfuerzo, empeño, purificación, en donde solo es necesario lo imprescindible. Alcanzar la cima implica superación. Al mismo tiempo la montaña es lugar privilegiado de búsqueda, encuentro y escucha con nosotros mismos y con Dios. 

En esta cuaresma tal vez sea preciso salir de nuestras rutinas, esforzarnos por subir y contemplar las dificultades de la vida como parte de un camino que nos permitirá tener una mirada más nítida de la existencia. 

Los protagonistas no bajan de la misma manera, algo ha cambiado en ellos. Sus corazones tienen una nueva esperanza. “La esperanza nos habla de sed, de una aspiración, de un anhelo de plenitud, de vida lograda, de un querer tocar lo grande, lo que llena el corazón y eleva el espíritu hacia cosas grandes.” Nos lo recuerda así el Papa Francisco

Esta nueva mirada cambia nuestra idea de Dios, cambia nuestra vida, se transfigura.


Pedimos a Dios que nos enseñe a vivir el presente con confianza y mirar el futuro con esperanza. Que nos enseñe a comunicarnos con él; a comunicarnos con el cielo; a subir a la nube con Él.  Decimos juntos:

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre ...